No sabía lo que era un célula madre, olvidé por completo las capas de la atmósfera y nunca llegué a resolver un logaritmo. Mi atención se distraía cada vez que alguien hablaba de ciencia… ¡menudo rollo!
Bien… que cómo empecé en esto, ¿no?
Mi historia no viste con galas de romanticismo, simplemente fue casualidad. El programa radiofónico de ciencia y de tecnología Eureka, de la emisora catalana COMRàdio, necesitaba una voz femenina. Y yo pasaba por allí. Tenía mono de micro y dije que sí. ¿Inconsciente? Mejor, me dejé llevar y decidió la intuición.
Ahora ya viene la parte bonita porque meses después me enamoré, además profundamente. Me enamoré de cómo la ciencia es capaz de entender el mundo y de desmontar sus teorías si se demuestra lo contrario. De la manera en cómo algunos científicos te trasmiten con pasión su trabajo. De lo críticos y comprometidos que nos hace el conocimiento científico con la sociedad en que vivimos.
Yo creo que en periodismo, y aún más en periodismo científico, se empieza cada día. Cada historia que cuentas es un reto comunicativo y de nada sirve escudarse en lo que hiciste el día anterior. En mi caso, cuando me siento delante de un tema nuevo, pienso cómo podría seducir al que me escucha, al que me mira, al que me lee. Por eso pruebas, experimentas y entonces… ¡Eureka, lo tengo!
Núria Jar es periodista por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental de la Idec-UPF. Ha trabajado en prensa, radio, televisión, museología, comunicación y relaciones públicas.