A toro pasado, todos los puntos parecen conectados. Siendo un chaval leía cualquier cosa, cualquier tema. Me incliné por las ciencias en el colegio -pensaba que en letras uno puede ser autodidacta pero en ciencias no. En la Universidad estudié Filosofía y Biotecnología. Quise probar la ciencia más “en serio” pero ni la investigación ni el trabajo clínico me encajaron. Un día, sin prevención alguna, me matriculé en un Master de Comunicación Científica en Barcelona. Unas prácticas me llevaron a la web de Punset y el hombre me brindó la oportunidad de combinar todas mis pasiones en un trabajo: conocer a personajes interesantes, ingerir montones de ideas, digerirlas y transformarlas en historias que contar a la gente. Como decía Rafi “[...] ¿y que te paguen por ello? Eso debe de ser lo más, Torrente.”
El autor:
Luis Quevedo
Estrenaré el documental “En Busca del Primer Europeo“, una aventura de evolución y descubrimiento junto a Eudald Carbonell, próximamente en TVE. Colaboro en QUO y Tercer Milenio, mantengo el blog “Probeta en Nueva York“. He sido guionista y presentador en los programas de divulgación REDES y Tres14.
Ese es un punto fundamental. Los datos por sí solos pueden ser apasionantes para el que ya está en materia, pero de cara al lego es imprescindible saber narrar una historia. Los grandes divulgadores como Gardner, Gould o Dawkins son científicos, por supuesto, pero además son narradores.
Los grandes divulgadres (…) son científicos, por supuesto. ¿Por supuesto? ¿No es mucho suponer?
Piensa en las ideas de Darwin ¿habrían ocasionado el terremoto que aparejaron de no haber sido por la brillantez expositiva de El origen de las especies? Y esa brillantez ¿sería posible fuera del hombre que llevaba tres décadas puliéndolas? Lo mismo cabe decir de los Principios de Geología de Lyell, los Principia de Newton o los artículos del Año Prodigioso de EInstein. Y más allá de la propia obra, es difícil que un lego en la materia pudiera transmitir el entusiasmo por el conocimiento que reflejan las obras de Medawar, Gould, Gardner… un narrador competente puede contruir un soberbio relato, pero si además está implicado emocionalmente con él por su propia trayectoria, el resultado es inmejorable.
Es decir, creo que un periodista competente puede realizar una excelente labor divulgativa, si tiene interés y profesionalidad, pero si además tiene una formación científica tiene a su alcance herramientas mucho mejores para exponer el tema y la cercanía puede proporcionar el… ¿entusiasmo? preciso para que su narración tenga mucha más fuerza.
Por supuesto un periodista puede adquirir una buena preparación científica, no como para dedicarse a la investigación, sino para meterse fondo en el tema que va a tratar, pero hoy en día eso depende casi exclusivamente del interés y la perseverancia de cada profesional, porque el sistema educativo no ayuda en nada, con la arbitraria separación de humanidades y ciencias y tendencias como el relativosmo que en el fondo no son sino justificaciones de la pereza intelectual.
Peñas, el propio Gardner, pese a ser matemático, dice: “no soy científico, sino periodista especializado en temas científicos” (en el prefacio a ‘Extravagancia y disparates’).
Debía tener algún oscuro pasado que le avergonzaba. Quizás fue miembro de la tuna de matemáticas, la iniquidad del corazón humano es insondable.